#1: La Sexualidad es un Espectro
Hoy quiero compartir algo que me alivió un montón cuando lo supe: la sexualidad es un espectro, no un binario.
Cuando salí del closet el año pasado tenía muchas preguntas y muy pocas respuestas. Casi en desesperación acudí a una amiga lesbiana. Le pregunté: “Me gustan las mujeres, pero no estoy segura de qué soy. ¿Lesbiana, bisexual? ¿Entonces todo este tiempo que estuve con hombres fue una mentira?
Ella me contestó: “No, no fue mentira. La sexualidad es un espectro. Podés ir de un lado al otro como vos quieras, cuando quieras, sin que ningún punto te defina.”
Hay chicas en relaciones heterosexuales que me contaron que les gustaría estar con una chica. Está buenísimo. Eso no cambia lo que son y como prefieren definirse.
Así que, la sexualidad es un espectro. Pero, ¿qué significa la sexualidad?
La sexualidad consiste de varios aspectos, como el sexo biológico, la identidad de género, la expresión de género, la orientación sexual y comportamientos sexuales.
Empezaremos explicando sexo.
Scientific American
El sexo es, lisa y llanamente, directamente relacionado a nuestros cuerpos y biología. Los factores usados para determinar el sexo de una persona son generalmente visibles, como los órganos sexuales externos (pene, vulva, testículos) y caracteres sexuales secundarios que aparecen en la pubertad como vello facial y mamas desarrolladas. Los genes, cromosomas, hormonas y órganos sexuales internos son menos visibles pero también determinan el sexo de una persona.
Usualmente pensamos al sexo como algo binario: o nacés hombre o nacés mujer. Si nacés mujer, no podés ser hombre, y viceversa. Cada opción del binario excluye a la otra, más o menos lo que expone Aristóteles con la Ley del Tercero Excluido.
Ahora, supongamos que nace un bebé. Tiene un clítoris muy grande, casi como un pene. Es mujer? Es hombre? Ante la ambiguedad, hacemos un test genético para determinar exactamente el sexo del bebé. La complejidad incrementa el test arroja cromosomas XX (mujer), pero los órganos sexuales externos no son lo que esperaríamos de una mujer.
Puede pasar esto? Sí, y pasa.
Hay varios desórdenes del desarrollo sexual (DSDs) que dan lugar a personas intersex: personas que no son hombre ni mujer. Entre el 1% y el 2% de la población mundial nació intersex - más o menos el porcentaje de personas que nacen con pelo rojo. ¿Viste alguna vez a un colorado? Entonces las chances son que hayas conocido a una persona intersex, pero no te diste cuenta.
Uno de estos desórdenes, por ejemplo, es la Hiperplasia Adrenal Congénitca, donde los órganos sexuales externos indicarían que la persona es hombre o mujer, pero los órganos sexuales internos cuentan otra historia. Otra DSD es el Síndrome de Insensibilidad Andrógina, la que cuenta la directora de películas australiana Phoebe Hart en su documental autobiográfico Orchids.
Así que, estábamos suponiendo que este bebé nace con genitales ambiguos. ¿Qué pasa entonces?
Phoebe Hart
Bajo la perspectiva binaria de entender el sexo, la ambiguedad no puede existir: toda persona nacida tiene que ser sí o sí asignaod el sexo hombre o el sexo mujer. Los médicos le sugieren a los padres “corregir” quirúrgicamente los órganos sexuales del bebé para encajar en uno de los dos sexos, por más que no haya un riesgo a la salud del bebé. Los padres no saben nada de bebés intersex o DSDs, no saben a quién preguntar, así que aceptan y el bebé es operado para entrar en los estándares médicos y sociales. Claramente el bebé no tomó ninguna decisión sobre su cuerpo.
Supongamos ahora que nace otro bebé con los mismos genitales ambiguos. Esta vez, tanto médicos como padres saben que el sexo no es algo binario y conocen de la existencia de las DSDs. Nadie sugiere intervenir quirúrgicamente al bebé para que sea inequívocamente hombre o mujer porque no hay ningún problema en que el bebé nazca intersex. Los padres crían al bebé con información y apoyo de comunidades. Más adelante, el bebé crece y decide sobre su cuerpo según quiera.
Desafortunadamente, la mayoría de personas intersex son tratados como el primer bebé, no como el segundo. La información y la concientización son clave para cambiar nuestra perspectiva binaria y dejar que cada uno decida lo que sucede con su cuerpo.